Yo nunca fui especialmente buena en mates. Sin embargo, y pese a las recomendaciones de mi entorno, decidí estudiar una ingeniería. En ese momento me negué a creer que a este tipo de carreras sólo pueden acceder personas «que se le dan bien las mates”, así que decidí hacerle caso a mi intuición y probar: me matriculé en Ingeniería Industrial en Electrónica y Automática. La verdad es que no sólo pude sacarme la carrera, sino que también he trabajado como ingeniera electrónica en Múnich para gigantes como BMW, Porsche o AUDI. Después de estar trabajando durante 7 años en el sector automovilístico, quise darle un giro a mi carrera profesional y volver a España. Es entonces cuando me especializo en Estudios de Género y fundo InGenias, con la que puedo integrar mis dos pasiones: el feminismo y la ingeniería. Con la escuela quiero crear un espacio que me faltó a mí y a mi generación, en el que las jóvenes puedan asociar las matemáticas con el mundo real, encuentren inspiración y se sientan seguras y arropadas mientras desarrollan su inteligencia lógico-matemática.

De pequeña jugaba con mis peluches a enseñarles matemáticas y actuar como una pequeña científica.

Después de estudiar ciencia y tecnología de los alimentos y dedicarme a la investigación, me he dado cuenta de la importancia de la divulgación de los conocimientos científicos y su utilidad, acercando así las ciencias a la sociedad de manera que cualquier niña y mujer pueda tener inspiración y también referentes femeninos.

Participar en el proyecto Ingenias es la transición que necesitaba mi trayectoria de clases particulares hacia una enseñanza consciente, acompañando a las alumnas en un aprendizaje con nuevas perspectivas que les hagan sentirse libres y seguras en la elección de su futuro.

El final aún no está escrito, ¿lo creamos juntas?

Soy una apasionada por las matemáticas, la psicólogía y la música.

Desde mis días como monitora en campamentos, hasta mi dedicación inquebrantable como profesora de secundaria, demuestro que siempre hay espacio para crecer y aprender en cualquier campo que decida explorar.

Mi abanico de intereses es tan diverso como mis logros. Desde la programación, hasta disfrutar de conciertos y explorar nuevos destinos. En cada paso, me puedo deslumbrar en campos tan variados como las matemáticas, la psicología y la tecnología.

Quiero inspirar a todos y todas a derribar las barreras de género con determinación y pasión. Mi historia es un testimonio vivo de cómo las habilidades femeninas pueden iluminar áreas que alguna vez se consideraron territorio exclusivo para un género.

Es por esto que he querido participar en INGENIAS, ayudando y apostando por un proyecto innovador y de crecimiento personal.

Toda la vida me han rodeado mujeres fuertes que me han impulsado a ser lo mejor de mí. 

Gracias a eso pude estudiar Medicina y al mismo tiempo desarrollarme en muchas otras áreas de mi interés. Las personas no tenemos una sola cara: yo soy licenciada en medicina, pero también soy sexóloga, me gusta cantar, hago pole dance (lo enseño también) y me encanta el dibujo.

El género es una parte fundamental de nuestra vida y, en el caso de las mujeres, nos marca un camino lleno de obstáculos y dificultades. Pero juntas podemos (y debemos) avanzar y ayudar a amenizarlo para las mujeres que siguen. 

Por esta razón me uno a Ingenias: quiero no solamente dar clases de ciencias, sino entregar también experiencia e inspiración, y apoyar a otras mujeres en su crecimiento.

Estudié ciencias intentando encontrar la manera de aportar desde mi pequeño lugar para mejorar mi entorno.
Sin darme cuenta el camino me fue marcando que dar clases era lo que debía hacer a la vez que fui reconociendo cómo en los ámbitos donde me desarrollaba previo a la docencia, me encontraba casi en su totalidad con varones.
Esto me llevó a preguntarme si realmente era una cuestión “natural” que las mujeres no ocupemos esos espacios, y entendiendo esta situación más en profundidad fui llegando a la conclusión que no era esa la respuesta; sino que por diversos mecanismos implícitos nosotras consideramos mucho menos la posibilidad de dedicarnos a las ciencias, la tecnología o las ingenierías.

Debido a esto es que me he interesado en formar parte de Ingenias, novedoso y ambicioso proyecto, el cual no tengo dudas, podrá brindarles a aquellas niñas y adolescentes que no habían contemplado anteriormente que existía esta posibilidad, un acompañamiento humano, de calidad y sobre todo inclusivo.